| leasar on Wed, 15 May 2002 19:00:03 +0200 (CEST) |
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| [nettime-lat] museo patio herreriano : museo virtual-conceptual |
El museo Patio Herreriano de Arte Contemporáneo Español (Valladolid -España-)
nos está obsequiando estos días con unas jornadas de puertas abiertas difíciles
de calificar.
Animado por una carta del alcalde que todos los vallisoletanos recibimos a
principios de mayo en la que anunciaba estas jornadas por todo lo alto decidí
no dejar la visita para otro día y hoy mismo me presenté allí, cerca de las
once y media de la mañana.
Había bastantes personas esperando para entrar. Me puse con ellas y esperé unos
10 o 15 minutos, hasta que nos hicieron pasar en un grupo de unas 40 o 50
personas.
Pasamos directamente al patio del claustro, tan austeras las arcadas como el
patio mismo: cespéd atravesado por sendas de piedra estrictamente rectílineas y
perpendiculares, mientras una gran estatua de los Reyes de España era el único
elemento (decorativo?, conmemorativo?, artístico?) que sobresalía del resto.
La guía comenzó a hablar, de la forma que suele ser habitual en muchos museos:
con un tono de voz semejante al que podemos escuchar por megafonía en
aeropuertos, estaciones y otros lugares de tránsito, impersonal y monocorde,
empezó a desgranar una serie de detalles y datos no menos impersonales y
monocordes: siglos, nombres de arquitectos, falsas atribuciones sobre su
autoría, influencias lejanas, características técnicas que por parecerse a las
de un manual para eruditos parecían tener como misión la de atestiguar sobre la
calidad y valor del edificio recientemente restaurado.
No es muy osado pensar que toda esa charla a la mayoría de la gente no le dice
nada: además de ser poco interesante de por sí hay muchas personas que no
tienen po qué saber que el siglo XV empieza en 1400 y no en 1500, que se
olvidan de inmediato de nombres de arquitectos de segunda fila, y que no
reconocen ni nombres de estilos ni los tecnicismos arquitectónicos empleados
para describir el edificio. El resultado es claro: la visita guiada es una
charla sobre cosas que las personas no ven, ni reconocen en lo que ven, una
charla sobre algo que sólo los entendidos saben y que forma parte del contenido
privilegiado con el que justifican su parcela de poder.
Pero lo más interesante estaba aún por llegar. Después de haber visto el patio
pasamos a dar una vuelta al claustro que lo rodeaba. Era una vuelta un poco
absurda, pues en el claustro no había nada más que dos maquetas y no hacía
falta dar la vuelta entera para ir de una a otra. A pesar de ello la guía no
dejaba pasar ocasión para decir que aquellos trozos de edificio que se
entreveían al fondo y a lo lejos eran las dependencias administrativas o la
sala de documentación...
Lo de las maquetas fue el primer momento clave de la visita, una de esas
paradojas fascinantes a las que a veces conduce todo el trasiego de políticas
culturales, de compleja planificación museística cuyo fin es el de producir
sublimes acontecimientos visuales, si se me permite la ironía... Eran dos
maquetas del propio edificio en el que nos encontrábamos. La gente las miraba
con bastante poco interés. Ir a un edificio para ver su propia maqueta es algo
que sólo puede ser comparable a lo que de hecho vendría luego:
Se nos hizo pasar a una sala en la que, tras algunas explicaciones, se proyectó
un video en el que pudimos ver imágenes del propio edificio en el que
estábamos. Algunas eran de las zonas que habiamos visitado antes, otra era de
la misma sala en la que estábamos ("esa es esta" sentenció sabiamente una
señora). Otras imágenes eran de las obras que estarán expuestas en el mismo
museo dentro de un mes.
A la salida y después de pasar por otra sala (y escuchar las explicaciones
pertinentes sobre siglos, arquitectos, dueños, cambios de dueños y demás
avatares), la visita se dió por concluída.
Apenas vimos una decima parte de lo que es el museo, pero lo más importante es
que pudimos asistir a un magnífico episodio de las nuevas políticas culturales
de lo virtual: generar simulacros de visitas mediante una serie de elementos
sustitutorios con no se sabe qué justificación (¿será parte de la estrategia
electoral del alcalde?): ir a un sitio para encontrarse con representaciones de
ese sitio, para 'experimentarlo' de forma indirecta, es algo que sólo puede
justificarse según unos criterios de calidad en la que lo sucedáneo y lo banal
entra dentro de las reglas del juego.
Pero mirémoslo desde otro ángulo y con optimismo: una famosa obra de arte
conceptual consistía en grabar en vídeo una pared para proyectar lo filmado
sobre la misma pared. A algo semejante podemos asistir los vallisoletanos estos
días, una gran obra conceptual en la que la visita a un museo se convertía en
absurda ante imágenes de ese mismo museo que nos hacían olvidar que estabamos
dentro.
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